Diez años de LA NACION.com
En homenaje a los 10 años de LA NACION.com (que se cumplen este 17 de diciembre), que es casi lo mismo que decir 10 años de periodismo digital en la Argentina, un artículo publicado hace un tiempo en Los nuevos medios, el medio:
Diez años no son nada
En 2005 el periodismo digital argentino cumple una década; un camino sinuoso que marca el crecimiento de los nuevos medios y un cambio en el hábito de los lectores; el futuro es ahora
Un 17 de diciembre de 1995 se lanzaba en la entonces primitiva Internet local el primer diario digital entre los medios de circulación nacional: LA NACION.com. Unos meses antes habían inaugurado su versión web El Cronista Comercial y Los Andes de Mendoza. Además, ese mismo año Interlink presentó el primer newsletter de noticias.
En el caso de LA NACION.com (en ese entonces LA NACION On Line), se trataba de una simple página encabezada por el logo del diario, con un pequeño banner acaparado por YPF y un resumen de noticias bajo el título "temas de hoy". Era visitada por un poco más de 1500 usuarios diarios y el staff estaba integrado por tres personas. De esa situación fundacional a la actualidad, pasó de todo.
Otros medios de circulación nacional y local se zambulleron en la piscina digital y empezaron a marcar el camino de una nueva especialidad en la profesión periodística. Hace pocos días, en un seminario sobre los desafíos de la prensa, el responsable de un importante medio digital aseguró: "Estamos en la búsqueda de un camino que marque la especificidad del medio. Hoy estamos corriendo detrás de las noticias y la actualización, pero cabría preguntarse si vale la pena seguir corriendo o pensar en formatos originales y atractivos para un nuevo tipo de lector".
Hace una década los medios decidían abrir sus filiales digitales sin preguntarse para qué. Había que estar porque lo que se venía (Internet) era más que una moda, era la fundación de un nuevo espacio de comunicación y ahí debían estar los medios tradicionales, para aprovechar la oportunidad de trascender las fronteras nacionales y hacerse plenamente globales, cuando la palabra globalización era título de libros de marketing. Hoy no existe una fórmula mágica que asegure el éxito, pero está claro que cada vez cobra mayor fuerza el contenido multimedia (es decir, esa capacidad que tiene el medio on line para sintetizar elementos visuales, sonoros, textuales y fotográficos del resto de los medios). Además, la interactividad y participación de los usuarios dejó de ser una mera declaración de principios para convertirse en una práctica cotidiana y, sobre todo, la creatividad puesta al servicio de las últimas noticias empujan al éxito o al fracaso de un contenido web.
La edad de piedra
En el comienzo de esta historia (es decir entre 1995 y 1997, aproximadamente), los diarios digitales eran apenas una réplica limitada del medio impreso. Los planteles periodísticos eran muy pequeños y ofrecían un salpicón de noticias que quedaban obsoletas rápidamente porque eran materiales del día anterior. Por esos años, también comenzaron a operar algunas de las grandes compañías digitales que, tiempo después, lograrían sobrevivir a la pinchadura de la llamada "burbuja de Internet" (léase Amazon , Yahoo! e E-Bay ).
En particular, los diarios digitales tenían escaso contenido y las rutinas periodísticas eran similares a lo que se trabajaba en ese entonces en los medios tradicionales con relación a la elección de los temas y el tipo de cobertura que se realizaba. El concepto de noticia de último momento (breaking news) no era la prioridad y el copy paste (de la versión papel) parecía la norma. Incluso, en esos primeros años de historia, la web argentina alojó proyectos periodísticos exclusivamente digitales que de a poco fueron perdiendo terreno frente a la potencia multimedia de las grandes compañías.
La edad de plata
A fines de 1999, la burbuja se desinfló y muchas puntocom, simplemente, se desvanecieron. Los sobrevivientes (proyectos con modelos de negocio sólidos, compañías ligadas a medios de comunicación matriz, portales con contenido de propiedad de las telcos y algunas empresas digitales orientadas a verticales) hicieron los deberes para acomodar sus cuentas, después de un despilfarro de campañas de marketing (quién no recuerda las paredes de las principales ciudades del país tapizadas con afiches de promoción de alguna empresa puntocom).
En este camino, los diarios digitales empezaron a pensar cómo agrandar sus audiencias al ritmo de las nuevas tecnologías y la experiencia de años de uso del medio por parte de los lectores web. Así, se incrementaron los espacios de participación: encuestas, chats, foros. Y los primeros rediseños de los sitios permitieron presentar de manera más prolija y jerarquizada la información.
Asimismo, los grandes diarios digitales se volcaron a experimentar con formatos específicamente del medio: infografías animadas, elementos multimedia vinculados a las notas y la incorporación de buscadores internos para brindar al lector la posibilidad de encontrar con mayor facilidad el contenido deseado. Un año antes, en 1998, había nacido una compañía que muchos años después cotizaría su acción a 300 dólares y se convertiría en la gran amenaza de estos tiempos: Google . Y en 1999 se fundaron De Remate y Mercado Libre, los mayores sitios de comercio electrónico de la región.
La edad de oro
En los inicios de 2000, aproximadamente, gran parte de las compañías informativas de Internet se lanzaron a ofrecer un servicio 7x20 (20 horas del día, los siete días de la semana) para cubrir las limitaciones espaciales y temporales de su medio impreso. Ahora sí apareció con fuerza la "noticia de último momento" y el medio encontró una de sus particularidades: la cobertura en tiempo real de la información. Por eso los diarios incorporaron los resultados deportivos al instante y también por eso los medios matriz se apoyaron en ellos para cubrir noticias los días en los que el papel no salía a la calle.
El correo electrónico también se convirtió en un medio para la transmisión de información a través de los newsletters y los lectores digitales pudieron participar de concursos y promociones y acceder a contenido exclusivo a través de la registración al medio. Por otro lado, los planteles periodísticos se hicieron más profesionales e iniciaron la exploración de nuevos géneros digitales como los informes multimedia y los fotorreportajes sin límite de extensión de los materiales. Además, nacieron las transmisiones audiovisuales en vivo y se incorporó masivamente el material multimedia a partir de la mejor calidad de las conexiones a Internet.
En ese contexto, el desafío del periodismo digital actual parece encaminarse al hallazgo de una fórmula (o de varias) para presentar contenido interactivo y multimedial a públicos que ya adoptaron los nuevos medios como sus referentes a la hora de consumir información, como alguna vez lo hicieron con las publicaciones impresas, la radio y la TV. Y ahora qué pasa…
Este año circuló masivamente en Internet un e-book revolucionario escrito por el analista de nuevos medios Dan Gilmour . Su nombre "We the media: Grassroots Journalism by the People, for the People" (Nosotros los medios: las raíces del periodismo por la gente y para la gente) es todo un símbolo y su tesis amenaza: el mundo avanza vertiginosamente y las noticias no necesitarán de los medios para difundirse. "Algo profundo está ocurriendo -dice Gilmour- Las audiencias dejan de ser receptoras de noticias para ser a la vez productoras y emisoras de información".
Así, el llamado "periodismo participativo", a través de la utilización masiva de blogs (se crea uno nuevo cada un segundo), sitios wikis (elaborados a partir del contenido aportado por los usuarios, por ejemplo la Wikipedia) y celulares, crece exponencialmente y los medios tradicionales empiezan a preguntarse si su circuito unidireccional y jerarquizado de información no es motivo de rechazo por parte de los públicos a los que se dirigen. La noticia, además, empieza a ser portable en el momento elegido para su consumo a través de los reproductores digitales y el podcasting.
Los interrogantes son numerosos y los nuevos medios avanzan rápidamente en su camino de maduración. Incluso este año asistimos a la llamada "burbuja 2", sobre todo en los países desarrollados, donde muchos grandes medios están comprando otras compañías digitales. El periodista trabaja con imágenes, el de radio con audio y el de gráfica con papel. En una suerte de síntesis, el periodista digital utiliza todos los elementos y los pone a disposición de su lector para que interactúe con ellos. El camino que elige el lector es múltiple y trasciende la labor del profesional de prensa digital.
Esa es la magia del nuevo medio. ¿Se pueden establecer diferencias entre los periodistas tradicionales y los digitales? Hay muchas teorías, pero The New York Times -el diario digital más leído del mundo- anunció esta semana que integrará su redacción de papel con la redacción on line e incrementará la colaboración en la cobertura de las noticias. "Integrando las redacciones planeamos disminuir y progresivamente eliminar las diferencias entre los periodistas de papel y los de on line", aseguraron.
A modo de cierre, algunos datos que seguramente marcarán los próximos pasos de los diarios digitales argentinos, 10 años después de su nacimiento:
• A fin de año la Argentina contará con 10 millones de usuarios de Internet aproximadamente (en 2004 fueron 7.5 MM).
• Se estima que los clientes de banda ancha llegarán a 820 mil a fines de 2005.
• Internet es el medio de información elegido a la hora de buscar productos. Además, el 12 % de los usuarios de Internet compra en línea.
• Hay una transferencia de lectura de medios impresos a digitales (sobre todo entre las nuevas generaciones) y superposición de audiencias entre las compañías informativas de la Web.
• La lectura de diarios digitales creció un 141 % entre 2001 y 2004. Y la tendencia se profundiza.
• Aumenta vertiginosamente el número de usuarios de nuevos medios (Internet, celulares, reproductores MP3, etc.).
• La introducción de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana está generando cambios en los hábitos culturales y de consumo informativo.
• Existen múltiples fuentes de información actualizada, fácilmente accesibles y muchas veces gratuitas.
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